¿Las mujeres perdemos
belleza con los años? ¿Es la juventud, la única forma de
belleza deseable?
No tan joven… pero sí más bella
La lucha por mantener la eterna
juventud
es una de las
mayores batallas de la mujer.
La sociedad nos
convierte en adictas,
necesitando estar siempre bellas y
jóvenes,
midiendo nuestra valía en función de
la tersura de nuestra piel.
Mejor sería madurar con dignidad y
estilo.
La mujer madura es más fuerte, segura e
interesante y, por lo tanto, más atractiva.
La
juventud es una etapa maravillosa
por
la que todas pasamos y disfrutamos.
Sin
embargo, la juventud
es
una etapa más de la vida:
no
es la única, ni la mejor.
La vida es perfecta tal y como es.
Cuando disfrutamos de la juventud,
solemos también sufrir de la inseguridad
que la caracteriza, y no nos valoramos
ni conocemos como debiéramos.
Cuando el tiempo pasa y no somos tan jóvenes,
es cuando verdaderamente sabemos quiénes somos
y lo que queremos.
La juventud está para compensar las
inseguridades
y los errores.
La madurez, para afrontar los cambios de la vida
y de nuestro cuerpo.
Aprovechemos la madurez para convertirnos en una
gran mujer,
más fuerte, más valiente, más segura y mucho más
atractiva.
Cuando aprendes que la autenticidad,
el carisma, la seguridad,
y el ocuparse de una misma
es lo más atractivo de una mujer,
te darás cuenta de que no habrá piel,
por tersa que sea,
que pueda competir contigo.
Una mujer con ganas
de comerse el mundo
es la más interesante de todas.
La juventud puede ser
embriagadora y deseable
pero en el medio plazo, si sólo es eso,
aburre.
Por muy atractivas
y jóvenes
que podamos ser,
si no cultivamos nuestra personalidad,
sólo seremos como
la bonita portada de un libro,
que una vez ojeado, no apetece leer.
Sustituyamos nuestras preocupaciones
más banales y ocupémonos
de equilibrar nuestra vida
con nuevos y apasionantes retos.
La mujer valiosa es aquella
que sabe madurar con dignidad,
la que se siente hermosa por dentro y por fuera
la que toma las riendas de su vida,
y que sabe adaptarse a los cambios.
Sus arruguitas sólo le
recuerdan
las
experiencias vividas,
sus risas y
sueños cumplidos.
Suspirar por quienes fuimos
o compararnos con las demás
es darnos muy poco valor a nosotras mismas.
La vida no es un concurso:
No hay ninguna mujer en el mundo
que pueda compararse contigo.
Como tú, no hay ninguna.
Explota siempre lo mejor de ti,
sin compararte con nadie más.
No importa tu edad, ni tu altura,
ni tus medidas.
Si tú te sientes bella, así te verán.
Las mujeres maduras,
mayores, son cada año más bellas,
bonitas y lindas
Reflexión acerca de la madurez, vejez,
y crecimiento de la mujer.
sólo cambia.